Mundial sin ídolos

Una pequeña reflexión: ¿puede usted resaltar en el Mundial a algún ídolo, a aquel que haya deslumbrado como para entenderlo por encima de los demás? Al comienzo llamó la atención el ecuatoriano Enner Valencia, luego el brasileño Richarlison, el camerunés Kudus, el estadounidense Pulisic, el español Morata, el uruguayo Arrascaeta. Pero tal vez quien más ha llamado la atención y se ha convertido en una suerte de preferida en silencio ha sido la francesa Stephanie Frappart, convertida en la primera mujer en dirigir en mundiales.

Seria, con el principio de autoridad bien administrado, ha sido la preferida en un campeonato con decenas de súbditos y ausencia de un emperador…
A Francia, Portugal y Brasil les faltó, además de un poco de humildad, mucho de seriedad en sus últimos partidos de la ronda primera. Fueron a la batalla sin sus hombres de cabecera, y por gracia el fútbol los castigó.

Fueron resultados en contra sin importancia por su clasificación a octavos de final ya asegurada, pero que dejaron un sabor amargo en la gente. Pensaron que vencerían a sus adversarios con el esfuerzo menor, pero el fútbol les dio una lección. No estamos defendiendo a los mundiales del pasado, pero hace algunos años situaciones como la descrita eran inconcebibles; partido a partido, sin medir si era para acceder a la siguiente fase, las selecciones lo hacían con lo mejor que se tenía.

Hoy se cuidan a los jugadores como se cuidan los tesoros más aquilatados, no vaya a ser que una lesión les aniquile sus carreras; jugar partidos seguidos es muy riesgoso; pero, ¿no es un riesgo el juego en sí mismo y en cualquier circunstancia?…
Si hay en el mundo una corriente de aficionados que cuestione el VAR, la validez del segundo gol de Japón es un argumento contundente que afianza esa posición. Que hayan dado legalidad al gol japonés fue, en el fondo, el enfrentamiento entre lo humano y lo tecnológico.

El juez de línea había levantado la bandera y el árbitro le había hecho caso: no hay gol, que saque España de meta. Pero llegó el VAR, el gran justiciero del fútbol universal, y no obstante ver en los videos en lo que era evidente la pelota había salido del campo, igualmente dijo “¡sí!”, y el árbitro, sumiso, no pudo hacer valer su voluntad.

Entonces, ¿qué está pasando en el fútbol? Todo comenzó con la adjudicación del Mundial a Catar, país sin tradición futbolística pero con el dinero sobrante para comprar las decisiones de un tal Joseph Blatter, de un tal Michel Platini. El fútbol que siga adelante, que viva la tecnología y que el humanismo que debe tener un juego se pierda en la noche de los tiempos.

Con información de liderendeportes.com.

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