Primero fue AliExpress. Luego Shein y, ahora, Temu. Las plataformas chinas de comercio electrónico lo están transformando todo. Comenzaron moldeando la industria de la moda, pero su onda expansiva no ha tardado en desequilibrar los cimientos de una de las patas que sustenta el negocio: el transporte aéreo.
«Se ha dado la tormenta perfecta», resume Nuria Lacaci, secretaria general de la Asociación de Cargadores de España (ACE), el organismo que aglutina tanto a las empresas contratantes como a los operadores logísticos. La directiva apunta a la crisis que impera en el mar Rojo y al imparable auge comercial de estas plataformas chinas en suelo europeo.
El sector del mercado de carga aérea mundial está en niveles nunca vistos: la capacidad logística lleva meses encadenando un crecimiento de dos dígitos en términos de demanda, según los datos de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA). ¿La clave? La ruta que conecta Asia con Europa: en abril —último mes con este trayecto analizado por IATA— la demanda de carga de mercancías ha crecido más de un 17,7% frente al mismo periodo de 2023.
Otro indicador, el barómetro Baltic Air Index (BAI) sitúa ya la tarifa de carga aérea entre Hong Kong y Europa para el mes de mayo en 4,5 dólares por kilogramo, el dato más alto de todo el año, aunque —eso sí— sigue lejos de los 8 dólares marcados en diciembre de 2021 tras el auge de las compras online desatado por la pandemia.
España, pese a no precisar de dónde viene el empuje comercial, sí desliza alguna pista. El sistema aeroportuario nacional movió a lo largo de 2023 más de un millón de toneladas de mercancía, el valor más alto desde que Aena registra cifras. El ritmo, además, no alberga indicios de frenar. Solo hasta mayo, los aeródromos nacionales, con Madrid a la cabeza, acumulan ya medio millón de toneladas, lo que supone un 18,4% más que en el mismo periodo de un año atrás.
Una ruta aérea muy utilizada
No se puede entender la coyuntura del sector aéreo sin atender lo que acontece en el mar Rojo, considerada una vía marítima vital para el transporte de mercancías entre Europa y Asia. Sin embargo, los incesantes ataques de los hutíes contra diversos buques han causado disrupciones significativas en el transporte marítimo comercial.
De hecho, los fletes desde Shanghái reflejaban esta semana pasada un precio de 3.733 dólares por TEU (el valor estándar utilizado para los contenedores de carga marítima), lo que representa un incremento del 300% frente al mismo periodo de 2023.
La situación de esa ruta ha obligado a repensar las vías del comercio en los últimos meses para salvaguardar los tiempos y, también, los márgenes. La respuesta está en el cielo. «La situación del transporte marítimo, cara y con demoras, ha empujado a las empresas a decantarse por la carga aérea como vía de salvación», detalla Lacaci.
Esto, sumado al idilio de Occidente con las plataformas de comercio chinas, ha provocado que las bodegas de los vuelos comerciales vayan cada vez más plagadas de pedidos.
La ruta logística de los gigantes asiáticos, detallan desde ACE, parte desde los aeródromos de Hong Kong y Shanghái-Pudong, considerados como los principales a nivel mundial en carga aérea, hasta desembarcar en, el caso de España, en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.
Más escasa es la información procedente desde Shein y Temu, lo que no impide entrever a dos multinacionales sin techo. Shein, valorada en más de 60.000 millones de dólares en su última ronda de financiación, prepara su salida a bolsa y las últimas estimaciones apuntaban a unas ventas superiores a los 30.000 millones de dólares anuales. Por su parte, Temu, propiedad del gigante chino del comercio electrónico Pinduoduo, se ha convertido en el e-commerce que más ha crecido en España, donde roza los 10 millones de usuarios mensuales.
Lacaci insiste en que estas compañías chinas siempre se valen de vuelos comerciales y no de naves cargueras, que tienen un precio considerablemente superior y que sí utilizan otras compañías como Inditex, que ha hecho de Zaragoza el gran hub logístico de Zara.
Por ejemplo, los pedidos de Shein se agrupan en destinos aéreos hasta llegar al cliente final. Lo hacen en unos 9 días y sin más intermediarios que su paso previo por aduanas y los couriers.
No se trata de un modus operandi al azar. Sus pedidos se valen del umbral vigente en la Unión Europea por el cual los productos que valen menos de 150 euros no están obligados a pagar derechos de importación o aduanas.
La práctica, no obstante, podría tener los días contados: desde Bruselas, la Comisión Europea estaría elaborando un plan para imponer derechos de importación a aquellos productos que hayan sido comprados a minoristas chinos online, lo que implicaría un misil al lucrativo negocio de Shein AliExpress o Temu.
El coste fiscal no es menor: el pasado año se habrían importado en la Unión Europa 2.300 millones de artículos libres de impuestos, según detalla Financial Times basándose en los datos del regulador europeo.
¿Es posible un Shein Air ante el tope de la capacidad aérea?
Más allá de que el plan europeo avance o no, lo cierto es que hay otros condicionantes —unos más obvios y con menos burocracia— que imperan ya en este escenario.
«El tope, la propia regulación, lo impondrá la capacidad aérea», insiste la secretaria general de ACE. Coincide con ella Romà Andreu, profesor en EAE Business School y experto en el sector, quien subraya esta restricción para la expansión del mercado, pero añade otra: el espacio aéreo.
«El espacio aéreo es finito», insiste. Por ello, añade, la propia restricción llegará de las operaciones comerciales que caben en él, muy especialmente en ciertas zonas en Europa o Estados Unidos que ya están «saturadas».
«No estamos ante un cuello de botella», mantiene el experto. Su diagnóstico apunta a que China aún sigue inmersa en plena recuperación de los vuelos que entran y salen del país. «Ahora bien, si recuperado el ritmo aéreo, la demanda comercial de las compañías chinas sigue imparable, el problema ya pasará de coyuntural a estructural», vaticina.
Desde una visión puramente comercial, Andreu desliza la idea de replicar un Amazon Air, la aerolínea de carga que opera exclusivamente para transportar paquetes de Amazon. De acuerdo a Airfleets, el gigante estadounidense dispone de una flota de 85 aeronaves.
La globalización, insiste el profesor, enseña que los recursos —como el cielo— son finitos. Por ello, la carrera para llegar el primero es un ejercicio de rapidez y audacia comercial. La clave, sin embargo, es que en este sprint también compite la Comisión Europea.
Con información de businessinsider.es
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