Negociaciones sindicales: el impacto en la industria por cierre de puertos de la costa oeste de EE.UU.

“El ILWU (Sindicato Internacional de Estibadores y Almacenes) está llevando a cabo acciones de trabajo concertadas y perjudiciales que han paralizado las operaciones en algunas terminales marítimas de los puertos de Los Ángeles y Long Beach. El sindicato también está llevando a cabo acciones laborales similares que han paralizado o afectado gravemente a las operaciones de las terminales de los puertos de Oakland, Tacoma, Seattle y Hueneme”, lee un comunicado difundido por la Asociación Marítima del Pacífico PMA, respecto de las acciones disruptivas del sindicato de trabajadores portuarios de la costa oeste que decidieron paralizar funciones en los puertos de la costa oeste de Estados Unidos, luego de fallidas negociaciones salariales con sus empleadores.

Esta es la segunda vez en lo que va del año de negociaciones que los miembros del sindicato ILWU recurren a la paralización de las operaciones en los puertos de la costa oeste como medida de presión para sus demandas. La primera acción registrada fue en abril de 2023, cuando miembros del sindicato iniciaron ‘inspecciones’ no calendarizadas, deteniendo las operaciones de algunas terminales.

Las disrupciones causadas por los estibadores son parte de un proceso de negociaciones laborales que comenzaron en mayo de 2022 y que se han extendido ya por 13 meses, sin llegar a buen puerto debido a las exigentes demandas de los miembros del sindicato, quienes han recurrido a tácticas disruptivas paralizando las operaciones de los principales puertos de la costa nor-pacífica de los Estados Unidos.

Fin esquivo

Y es que las negociaciones han tenido altos y bajos, incluso momentos en que se auguraba un término inminente, con fuertes rumores de acuerdo hacia fines de abril-inicios de mayo. Pero lo cierto es que la extensión de las conversaciones y las tensiones que han ido in crescendo no han hecho más que impactar de manera negativa a los puertos de la costa oeste, que llevan años perdiendo volúmenes de carga que se fugan hacia el Golfo de México y la costa atlántica buscando principalmente estabilidad operativa, llegando a recibir movimientos de carga de 1 millón de TEUs menos anual desde 2021.

Llueve sobre mojado

Para cualquier puerto o zona portuaria es un problema de grandes proporciones estar bajo amenaza operativa por condiciones laborales. Pero el escenario global logístico actual lo hace aún más duro. Recién saliendo de las disrupciones causadas por la pandemia, donde la costa oeste de Estados Unidos acaparó titulares durante dos años por su intensa congestión portuaria, y en medio de un ‘desplome’ de las tarifas de fletes que han caído estrepitosamente desde los altos valores apreciados durante la fiebre de consumo del Covid-19, paralizar operaciones pone en jaque a un sector que ha estado bajo marcadas presiones durante mucho tiempo, poniendo a prueba tanto su capacidad de resiliencia como su habilidad para recuperar la confianza de usuarios que cambiaron sus itinerarios incluso hacia otras rutas, ya que las recaladas en la costa oeste de Norteamérica ya no son rentables.

Con información de mundomaritimo.cl

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