¿Podría ser Rafa Nadal un número uno en otra disciplina?: Jugar bien a todo o solo a tu deporte

Se les encuentra con cierta facilidad en los patios de cualquier colegio. Niñas y niños que parecen tener un don especial para destacar en la práctica deportiva, chavales a los que «todo» se les da bien, ya sea jugando con un balón de fútbol, de baloncesto o desempeñándose dentro de un gimnasio. Una característica, tal vez un don, que se traslada también a un buen número de deportistas de élite, a quienes el éxito y la especialización en una determinada disciplina no les sirve de impedimento para competir con soltura en cualquier cosa que se propongan.

Poco después de que Rafa Nadal consiguiera su apoteósica victoria en el Open de Australia salieron a la luz una recopilación de vídeos del

 tenista haciendo virguerías con un balón de fútbol. Imágenes entremezcladas en las que, entre otras, aparecía un Nadal aún en edad infantil demostrando sus buenas maneras con el balón: fino regate, potente disparo con la zurda y control absoluto del esférico con el pie. Clase por doquier que invita a preguntarse cuál habría sido la trayectoria del balear de haber seguido los pasos de su tío Miguel Ángel.

Lo mismo ocurre analizando la figura del Nadal golfista. El recordman de Grand Slams mantiene desde hace años un hándicap por debajo de 0, lo que le sitúa al nivel de los profesionales de los 18 hoyos. Aún descansando de su éxito en Melbourne, y antes de regresar a la actividad en el recién conquistado torneo de Acapulco, Nadal se apuntó al Campeonato de Baleares Mid Amateur. Compitió junto a otros 80 jugadores y acabó segundo, solo superado por su buen amigo Fede Páez, tras firmar dos tarjetas de 74 y 77 golpes.

El caso de Nadal es paradigmático, pero ni mucho menos único, y las causas de que existan deportistas así hay que buscarlas más allá del simple entrenamiento. También influye la genética, el entorno y la personalidad. No hay un patrón estándar, pero sin un cóctel adecuado de estas variables es complicado que aparezca ese deportista total. «El que es bueno en un deporte va a poder desempeñarse bien en la mayoría de ellos», explica a ABC Alberto García Bataller, profesor e investigador de INEF.

«Hay capacidades físicas que son comunes a muchos deportes, como la fuerza, la resistencia o el equilibrio. Luego hay que añadirle la mentalidad adecuada: voluntad, concentración y análisis técnico. Pero todo eso no sirve de nada si luego no hay un entrenamiento o unas instalaciones adecuadas. Hay muchos chicos con talento que simplemente no progresan porque sus padres deciden cambiarlos de actividad o no les llevan a entrenar», añade.

«La característica común de estos chicos que destacan en el deporte es que son personas inquietas», analiza Félix Laguna, entrenador de la futbolista y atleta Salma Paralluelo, otra deportista con esa facilidad de adaptación a cualquier ecosistema deportivo. Sobre el césped, la joven aragonesa está a punto de debutar en la Primera Iberdrola con el Villarreal y es campeona del mundo sub 17 con la selección española. Y en el tartán tiene en su haber varios récords de España de su categoría, entre ellos el de 400 metros vallas al aire libre y el de 400 lisos en pista cubierta. «Hablamos de niñas y niños que no paran ni un momento y que disfrutan con cualquier actividad física que implique movimiento».

«En psicología utilizamos un término, apertura a la experiencia, que detectamos siempre que tratamos con este tipo de deportistas», explica Rafa Mateos, psicólogo deportivo del centro especializado Train your Mind al analizar el factor mental de estos portentos. «Su característica principal es que tienen más facilidad para aprender. No significa que sean más inteligentes, pero sí muestran preferencia por la variedad y son más curiosos e imaginativos».

Cuenta Mateos que cada vez se estudian más variables relacionadas con las reacciones de los deportistas, porque suponen un baremo casi infalible para comprobar su potencialidad de éxito. «Los campeones suelen ser personas con un bajo neuroticismo, lo que significa que su estabilidad emocional es muy alta. Personas con valores altos en neuroticismo es complicado que puedan llegar lejos. No digo que sea imposible, pero van a tener que trabajar mucho la gestión de sus emociones. Y también estudiamos su tolerancia a la frustración. Hay niños que se vienen abajo cuando fallan, que abandonan si ven que las cosas no les salen». «Es que hay gente que pierde antes de salir a jugar», confirma García Bataller. «Otros, en cambio, sabes que no van a rendirse nunca y que siempre van a sacar un extra de su rendimiento. Eso es algo que solo tienen determinados deportistas».

La cuestión es que no es tan fácil que un deportista, sea el que sea, pueda brillar al mismo nivel en dos disciplinas diferentes. Usain Bolt fracasó en su intento por ser jugador de fútbol después de reinar como velocista. Y Michael Jordan apenas pasó un par de años sin pena ni gloria en un equipo satélite de los Chicago White Sox antes de desistir de convertirse en jugador profesional de béisbol. Llega un punto, coinciden los entrenadores, en que hay que decantarse si se quiere competir al máximo nivel. «La especialización es un proceso natural, pero hay que ir dirigiéndolo», cuenta García Bataller, por cuyas manos han pasado multitud de triatletas y nadadores.

TORRES Y NADAL DURANTE EL ENCUENTRO. TORRES Y NADAL EN UN MOMENTO DE PARTIDO

El dilema de Salma

«Cuando son pequeños es relativamente sencillo que los deportistas puedan mezclar deportes distintos, porque los entrenamientos y las competiciones son suaves», confirma Laguna. «Al final, la exigencia te obliga a decidir. Para Salma, que acaba de cumplir 18 años, compaginar ambos deportes aún no es incompatible, pero estamos muy cerca de que lo sea. Y si aún puede estar a ese nivel tan alto en ambos es porque tiene un talento fuera de lo normal. Conozco otros casos similares en los que la apuesta final no salió bien. Es una decisión delicada».

«Igual valoramos demasiado la especialización y no hacemos caso a las posibles transferencias que pueda haber al probar distintos deportes», confronta el psicólogo, que pone de ejemplo reciente el modo de trabajar en los Países Bajos, que sorprendió en los pasados Juegos de Tokio, de donde salió con un total de 36 medallas: «Sus deportistas comparten instalaciones y se mezclan con los de otras disciplinas. Es fácil ver compartiendo según qué entrenamientos entre unos remeros y unos jugadores de voleibol».

En Estados Unidos se pone como modelo de este tipo de deportistas a Bo Jackson, que en la segunda mitad de los años 80 compaginó su puesto como ‘running back’ en Los Angeles Raiders de fútbol americano con el de bateador de los Kansas City Royals, equipo de la liga profesional de béisbol. Antes también había brillado como campeón universitario de 100 metros e incluso como saltador de trampolín. Sin embargo, camino de su quinto All Star en sus dos deportes principales, un placaje le destrozó la cadera y tuvo que renunciar a su carrera en la NFL.

«Las lesiones son otro de los problemas de comprometerse con dos disciplinas», explica Laguna, al que el año pasado le tocó vivir la grave lesión de Salma Paralluelo, que se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda durante un partido de fútbol. «La lesión que ha tenido es muy difícil que se produzca haciendo atletismo… Es rarísimo verla por el tipo de movimientos. Pero es un riesgo que sabíamos que estaba ahí. Fue un frenazo en su progresión. Una pena, porque se perdió la posibilidad de estar en muchos campeonatos. Pero ya está de vuelta, es aún muy joven y todo se le vuelve a presentar en forma de nuevas oportunidades. Seguro que las aprovecha y más habiendo cogido con su lesión más motivación y un nuevo impulso».

Con información de abc.es.

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