El Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), Maritime Policy Bureau y la Red de Puertos Digitales y Colaborativos llevaron a cabo el webinar «Covid-19: Realidad portuaria regional y sus perspectivas». Del encuentro virtual participaron Paolo Giordano, economista del sector de Integración y Comercio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID); Antonis Michail, director técnico del Programa Mundial de Puertos Sostenibles (WPSP); Alessandro Cassinelli, gerente general del terminal PSA Panamá y Frank Pretell, director de la carrera de ingeniería marítima de la Universidad Tecnológica de Perú (UTP) y embajador marítimo de buena voluntad de la OMI.
Durante la instancia se plantearon las perspectivas de la crisis actual para el sector portuario de la región y los desafíos de la industria tomando en cuenta que para este 2020 se proyecta una contracción del comercio mundial. En ese sentido, los puertos de América Latina y el Caribe han dispuesto diversas medidas, tanto sanitarias, como operativas y económicas, a fin de intentar mitigar los efectos de la pandemia del coronavirus (Covid-19).
Para Frank Pretell, el principal reto que debe superar la industria en la actualidad está relacionado con las restricciones al relevo de tripulantes de buques.
El experto explicó que los marinos mercantes trabajan con un contrato que establece que no pueden permanecer más de 12 meses en un buque. No obstante, las restricciones generadas a partir del coronavirus impiden que los tripulantes vuelvan a sus hogares, obligando a navieras a extender los contratos y forzando a miles de marinos a permanecer a bordo más del tiempo recomendado.
Sumado a esto, el 15 junio se cumplen cuatro meses de extensiones, cumpliendo además los 12 meses que estipulan los contratos. «Esto podría generar un problema legal, pero con la ayuda del Estado de Abanderamiento seguramente se va a solucionar. El problema es que tanto tiempo en los barcos genera estrés en los marinos, lo que puede significar un problema de seguridad marítima que podría comprometer la cadena logística», aclaró.
Frank Pretell puso como ejemplo el caso de un buque que transporta contenedores, granos o cargas de proyecto que tiene que ser desviado por un tema de seguridad marítima debido al nivel de estrés de los tripulantes, como ocurrió hace poco con un buque en Brasil. Esto, según el experto, generaría una gran disrupción para la cadena de abastecimiento.
Frente a este complejo escenario diversas organizaciones mundiales, como la OMI, la OIT, la ITF y la ICS han hecho un llamado a los Gobiernos de mundo para que tomen medidas al respecto. «Lamentablemente los Gobiernos, preocupados por el tema nacional, por el tema de controlar la pandemia, no han atendido estas recomendaciones», agregó Pretell.
La abogada y académica Guimara Tuñón, dijo que es necesario «destacar el impacto social, emocional y económico del tema. Es imperante una definición clara, que la gente de mar son trabajadores esenciales, creando mecanismos de protección, pero priorizando en la integridad de este recurso humano. Es necesario el liderazgo de los organismos internacionales y los países con la finalidad de generar una solución óptima enfocada a la gente de mar».
Cadenas de valor postpandemia
En cuanto a las perspectivas de las cadenas de valor postpandemia, Paolo Giordano, recalcó que «esta crisis es una guerra mundial 2.0, sin balas, con muertos y realmente global», por lo que las consecuencias serían igual de importantes.
Primero que todo resaltó que la «desglobalización» -término que ha resurgido en el último a raíz de la pandemia- no comenzó con esta crisis, sino que hace una década, luego de la crisis financiera de 2009. «Después de la crisis se ha interrumpido ese proceso de globalización de la producción y que había empezado después de la IIGM. En realidad lo que el Covid-19 va a hacer es acelerar este proceso», sostuvo.
Asimismo, manifestó que desde su punto de vista la proyección de la Organización Mundial del Comercio -que se basa en una trayectoria de recuperación en V- es demasiado optimista. «Creo que la W sería una letra mucho más predictiva de lo que va a pasar. Es decir, después de una caída muy profunda posiblemente vaya a haber una recuperación, pero probablemente vayamos a ver otras caídas. Y cuando lo vemos país por país o sector por sector en función de donde van a estar las disrupciones de la cadena de valor, vamos a ver esas W replicadas en varios escenarios», dijo.
Teniendo eso como base y la forma en cómo las cadenas de valor se han desarrollado en los últimos 40 años, Giordano remarca tres puntos.
-Eficiencia: El sistema tal como lo conocemos ahora está basado en la maximización de la eficiencia. No obstante, «vamos a pasar a un sistema donde el objetivo principal va a ser el sistema de gestión de riesgos (…) de un sistema donde la eficiencia dictaba la estrategia de concentración en varios países en función de su escala de producción a objetivos donde la seguridad de suministro va a dictar objetivos de reshoring y de diversificación hacia varios mercados, en particular en varios mercados que van a ser considerados más confiables desde puntos de vista operativos, político, ambientales etc.», explicó.
-Inversión: Apoyándose en la idea anterior, el economista del BID cree muy posible que los accionistas e inversores vayan a evaluar nuevas matrices de riesgos políticos, productivos y climáticos de disrupción de cadenas de valor. «Van a estar dispuestos a pagar precios mayores para ello», añadió.
-Medición de resultados: El tercer punto dice relación con la manera en que los países van a poder mediar los resultados de esta nueva manera de organizar las cadenas globales de valor.
Adicionalmente, Paolo Giordano propone algunos desafíos. «Me parece que hay dos tecnologías que los puertos y operadores portuarios van a poder aprovechar. El internet de las cosas va a hacer que la gestión de los inventarios y los sistemas de transportes internacionales estén cada vez más cumpliendo (…) Por otro lado me parece que el blockchain va a permitir una digitalización e informatización de todas las operaciones».
Por su parte, Tuñón destacó que «la situación post pandemia será un reflejo de mejora de las realidades existentes que no habían sido atendidas, apostando por la tecnología y el perfeccionamiento de los procesos gubernamentales».
En esa línea, Giordano propone pensar distinto a cómo ha hecho en los últimos cuarenta años. «Vemos una crisis comercial que sería posiblemente más disruptiva que el colapso de 2009. Es geopolítica, antes de ser económico y operativo. Las empresas y el sector privado van a tener que pensar fundamentalmente en cómo salir de manera mas resiliente de esta crisis y la única forma de salir de ella va a ser repensando la alianza entre mercados y Estados, y empresa y Estados», concluyó.
Con información de dgcinternacional.com
Post a comment